La ruina que los agricultores están viviendo en sus carnes
Si eres agricultor o citricultor en España, seguramente ya estás experimentando en primera persona el declive o ruina a la que se nos está arrastrando a propósito con las famosas agenditas progres, en nuestro caso concreto a los agricultores que nos dedicamos a la citricultura, aunque nadie se salva.
Esto se corresponde básicamente a una política corrupta, errónea y nefasta, tanto a nivel nacional como europeo. Modelos políticos que para nada son los que deben implementarse para que un país, nación o continente tenga prosperidad, aquí vamos justo en rumbo contrario… ¡¡¡Necesitamos un cambio político urgente!!!
Exactamente, es así, esto no sucede solamente con el sector primario, sino también con el industrial, incluyendo a los autónomos que intentan mantener sus negocios o empresas para no cerrar e irse de España. Pero aquí no vamos a hablar de estos otros sectores, puesto que no nos compete, pero como hemos dicho anteriormente, nadie se salva.
El sector primario a nivel general y cada año que pasa está más alejado de salir del hoyo en el que el bipartidismo del España va bien o España va como un cohete, solo se queda en eso, en frases que para nada reflejan la realidad de sus paisanos y trabajadores que intentan levantar la economía del país.
La citricultura y su extinción programada
Aquí estamos hablando de la citricultura, puesto que es el sector al que nos dedicamos, sector que tiene un futuro bastante negro. Este futuro negro ya hacía años que lo íbamos viendo y empezando a notar en los bolsillos. Todo empezó con la libertad de libre comercio y los famosos acuerdos para permitir importaciones masivas a granel de productos de 3º países, productos que generalmente ya estábamos produciendo aquí para cubrir nuestra propia demanda. ¿Un sin sentido, verdad?
El problema es que este producto que aquí producimos, ya sean naranjas o limones de primera calidad y sin fitosanitarios tóxicos, están siendo sustituidos a granel y sin ningún control con esta serie de importaciones que no tienen pinta de que vayan a parar, sino de justamente todo lo contrario.
Importar e importar sin parar cada vez más y más toneladas para inundar y asfixiar el mercado nacional y europeo con alimentos que para nada cumplen con los requisitos fitosanitarios necesarios para entrar en España o Europa y finalmente ser consumidos. Está claro que esto no tiene ni lógica ni sentido y más tratándose de gobiernos progres que precisamente son los que abogan por lo verde, el consumo de cercanía y todo lo ecológico, sin embargo, se les está viendo el plumero, porque esto es todo lo contrario a ser ecológico.
Destruir el campo nacional español y europeo para importar de terceros países, sin duda, es una declaración de enemistad y guerra contra el propio pueblo, porque se está destruyendo nuestra soberanía productiva, nuestra cultura y generalmente atacando nuestro sentido común. Algo que tendremos que solucionar, o en las urnas, o en las calles cuando llegue el momento. ¡¡¡Se viene una buena!!!